Hoy vinieron a buscarnos los amigos de Candy para ir de picnic. A pesar de venir de familias ricas, son personas muy agradables. Todos comentaron que me encuentran mucho mejor, y yo estoy de acuerdo. En el hospital, sólo me venían a la mente pensamientos tristes. Pero gracias a Candy, quien me ha cuidado tan bien todos estos días, y de paso me ha contagiado su alegría, ya no me desespero tanto como antes por no recordar mi pasado.
Stear trató de darme un susto como los que me da Candy, pegándome un golpe con un martillo de goma. No sé si los sustos funcionen, pero me anima mucho estar rodeado de gente joven y alegre. Sólo Stear parece un poco triste, y es que la guerra en Europa le preocupa. Yo trato de no pensar en la guerra. La bomba que casi me mata fue más que suficiente.
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