jueves, octubre 12, 2006

Una carta

Quise poner en papel todo lo que necesito decirle a Candy. Luego me pareció que si trataba de decírselo en persona me fallaría la voz, o simplemente no terminaría de decirlo todo, así que convertí lo escrito en una carta. La reescribí cuatro veces y tal vez termine por modificarla de nuevo antes de transcribir la versión definitiva. No sé todavía si la voy a enviar o no, pero aquí está el borrador más reciente:

Querida Candy:

Siento mucho no haberte ido a visitar en persona. La verdad es que tengo miedo de que ya no quieras verme más, y de que no me des la oportunidad de explicarte lo que siento.

Empezaré diciendo que me aterra perder tu amistad. Candy, tú no te das cuenta, pero eres mi mejor amiga. Crecí alejado de mi familia, a excepción de la tía Elroy, y tú sabes que mi relación con ella es muy difícil. ¿Recuerdas cuando nos conocimos? No hablo del encuentro en la colina, sino de cuando trabajabas para los Leegan y yo te rescaté del río. En aquella ocasión me dijiste que te daba gusto conocer a alguien tan solitario como tú.

Pero tu no estabas sola, Candy. Tenías a tus amigos, y te correspondías con tus maestras en el Hogar de Pony. A lo largo de tu vida has sembrado y cosechado nuevas amistades. Yo, en cambio, no supe lo que era una verdadera amistad hasta que me diste la oportunidad de convivir contigo.

Durante ese tiempo, me gustaba imaginar cómo serían mis amigos y mi familia. Cuando por fin recuperé la memoria, me di cuenta de no había nadie más y que mi única amiga eras tú. No quiero parecer malagradecido, yo le debo mucha a la tía Elroy y a George, pero la única persona con la que siempre he podido ser yo mismo y con la que siempre me sentí a gusto eres tú.

Tengo que confesar que también durante ese tiempo me enamoré de ti. Pero tú amabas a Terry, y nunca me quise entrometer en tu relación con él, mucho menos tras la separación, pues tú estabas sufriendo mucho.

Sé que siempre me has considerado un buen amigo, y no deseo que eso cambie nunca. No debí besarte sin tu permiso, sin confesarte primero mis sentimientos. Fue un acto irreflexivo y deseo de todo corazón que me perdones.

Candy, no me atrevo a pedirte que correspondas a mi amor, aunque ello me haría inmensamente feliz. Lo único que te pido es que me dejes seguir siendo tu amigo, si es que te sientes capaz de perdonarme y olvidar lo que hice.

No hace falta que me contestes de inmediato. Contéstame cuando quieras, yo esperaré ansioso tu carta. Y si de verdad me perdonas, prometo no mencionar nunca más el incidente, y que todo volverá a ser como antes.

Tu amigo,


Albert

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo en que con quien verdaderamente debió quedarse Candy era Albert!!!

MC.

p.d.: escribés súper, sigue así.

Anónimo dijo...

Eso es Amor del bueno!

Unknown dijo...

Que hermosa carta...realmente refleja en todo a nuestro querido albert. Realmente te quedo precioso la misiva.