jueves, agosto 31, 2006

Nueva encuesta

Hoy no publiqué entrada en el diario de Albert, aunque puse una nueva contribución de Elena en el diario de Candy. Actualizé un poco el perfil de Albert e introduje una nueva encuesta, en la que espero participen.

miércoles, agosto 30, 2006

Fantasía

Ahora que Candy está conmigo me siento muy contento y tranquilo. Ella va a Chicago todos los días a la clínica del Dr. Martin, y yo a veces la acompaño para atender algún negocio importante. Pasamos las tardes juntos, platicamos y convivimos siempre con alegría. Si cenamos en casa, soy yo quien cocina con ayuda de ella, quien desea seguir aprendiendo de mí.

¿No es esto lo más parecido al matrimonio? Para efectos prácticos, vivimos bajo el mismo techo y hasta compartimos el mismo apellido. Me gusta pensar que así seguiremos siempre, y que ella estará a mi lado de ahora en adelante. Sé que no es más que un truco de mi imaginación, pero me dejo llevar por ella. Yo, que siempre he estado solo, soy ahora incapaz de imaginar mi vida sin Candy.

martes, agosto 29, 2006

Recuerdos de Lakewood

Candy y yo estuvimos recorriendo las estancias menos utilizadas de la casa, y fuimos a dar a la galería de las estatuas de cera. Es una galería muy larga que corre a lo largo del tercer piso, con entradas en ambos extremos. Candy recordó que cuando vino a Lakewood por primera vez, Elisa le tendió una trampa y la encerró allí.

Yo recuerdo bien esa ocasión. Mi tía recién se había mudado a Lakewood y organizó una fiesta para toda la familia. Como de costumbre, me prohibió asistir, pero vine a escondidas. Tenía ganas de ver a Anthony, aunque fuera desde lejos, pues no lo había visto desde la muerte de Rose-Marie. Candy me contó que esa noche, cuando Elisa y Neil la encerraron, ella estuvo gritando pidiendo ayuda.

Anthony, Stear y Archie ya se habían encargado de asustar a Candy diciéndole que en una de las estancias de la casa se escondía un fantasma. Ella escuchó pasos, y al ver que alguien se le aproximaba desde el fondo de la galería, redobló sus gritos pensando que se trataba del fantasma. Cuando me lo contó Candy, solté una carcajada, pues ese alguien era yo. Recuerdo muy bien que esa noche oí gritos y me acerqué a ver qué sucedía, pero recorrí la galería entera sin encontrar a nadie.

Antes de que yo llegara a donde estaba Candy, Anthony escuchó sus gritos y abrió la puerta del otro extremo de la galería. Candy nunca vio mi rostro, pero se acuerda bien de haber visto una figura caminando hacia ella. Ahora se ríe, recordando que ella estaba segura de que alguna estatua de cera había cobrado vida, y por supuesto nadie le creyó.

Nos conocimos poco después, en una de mis escapadas a la villa del bosque. Después de mi encuentro con Candy, empecé a pasar más tiempo ahí que en Chicago, y supongo que mi tía lo sospechaba y por eso mandaba a los guardabosques a espiar los alrededores. Ahora me alegro de que los guardabosques me hayan echado sin saber quién era yo, pues estando en Chicago pude dar las órdenes necesarias para interceptar la carreta en que viajaba Candy y después tramitar su adopción.

lunes, agosto 28, 2006

A Lakewood juntos

Los Leegan partirán pronto hacia Florida y mi tía se va a quedar sola con Archie. Ella desea que me mude a la residencia de los Andrew en Chicago. Ni muerto. Esa casa me trae tristes recuerdos. Tuve que vivir ahí cuando ella fue a Lakewood a vivir con mis sobrinos. Era yo un adolescente irresponsable, y no estaba listo aún para vivir solo.

Prefiero volver a Lakewood, sobretodo porque Candy va a venir conmigo. Va a ser como antes, pero sin mentiras de mi parte, y sin que tengamos que preocuparnos por el dinero. Me gusta mucho la compañía de Candy, y sé que Candy también desea estar conmigo. Tiene mil preguntas para mí, y yo las respondo todas, contando mi historia poco a poco. Quiero que Candy conozca mi vida entera, así como yo conozco la suya.

domingo, agosto 27, 2006

El compromiso de Candy

George recogió a Candy en Lakewood para llevarla a la fiesta de compromiso. Mi tía no sabe que Candy estuvo aquí conmigo, y por supuesto nunca me comunicó su decisión respecgto al compromiso y dudo mucho que anticipara mi presencia. Sin embargo, asistí sin ser invitado. ¿No soy acaso el dueño de la casa Andrew y puedo ir y venir cuando me plazca?

Fue muy divertido. Candy llegó con retraso, pero estaba preciosa, vestida como si de verdad fuera su fiesta de compromiso, sólo que lo primero que hizo fue anunciar frente a todos los invitados que se rehusaba a casarse con Neil, y cuando mi tía la hizo callar intervine yo, dejando a mi tía muda. Neil me reconoció como "el tipo que vivía con Candy", con lo cual mi tía entendió entonces que la enfermera que me había cuidado durante mi convalescencia había sido Candy. Estaba muy avergonzada. Frente a todos, me presenté como William, el heredero de los Andrew, y le dejé bien claro a Neil que Candy sólo se casaría cuando ella quisiera y con quién ella quisiera.

La sala se llenó de voces y cuchicheos y le sugerí a Candy que era mejor vernos más tarde afuera, cerca del lago. Varios de los invitados querían conocerme y darme la bienvenida a Chicago, y se habían olvidado ya del motivo de la fiesta. A partir de ahora, la familia tendrá que lidiar conmigo y no con la tía Elroy. Mi hermana, preocupada por Neil, no se dignó a saludarme siquiera. Tras responder las preguntas de algunos curiosos y tranquilizar a mi tía, que estaba hecha un manojo de nervios, salí al jardín.

Encontré a Candy, como siempre, trepada sobre un árbol. Le aseguré que nunca más tendrá que preocuparse por la tía Elroy y estuvimos hablando un poco sobre las responsabilidades que tengo ahora. Yo temo convertirme en una persona gruñona como mi tía, pero Candy no lo cree posible. Para ella, es más probable que yo dirija a la familia desde la copa de un árbol.

Le propuse a Candy dejar el departamento y venir a vivir conmigo a Lakewood, y ella aceptó de inmediato. Por fin vamos a estar juntos de nuevo. George va a tener que llevarla y traerla de Chicago todos los días para que pueda seguir trabajando con el Dr. Martin.

sábado, agosto 26, 2006

Otro día más

Es tan bonito olvidarse de los problemas al lado de Candy... Estuvimos perdiendo el tiempo todo el día, pescando, trepando árboles, jugando con los animales, tomando el sol mientras Candy me cubría con guirnaldas de flores... Vuelvo a sentir el sosiego que sentía en esos días que pasé al lado de ella, antes de recuperar la memoria. No quisiera dejarla ir, pero ambos tenemos responsabilidades.

Por lo pronto le dije que ni se preocupe por el compromiso con Neal, pues la tía Elroy no podrá contradecirme. Yo soy el tutor legal de Candy y mientras ella no tenga la mayoría de edad, no puede casarse sin mi consentimiento. Esto último no fue del todo de su agrado, pues ella considera que es libre y puede casarse con quien quiera me guste o no. Rápidamente le aseguré que yo nunca me opondría a su voluntad. En verdad, yo no pienso nunca imponerle nada a Candy. Quiero que siempre escoja libremente, aunque no me escoja a mí.

viernes, agosto 25, 2006

De nuevo juntos

Después de las sorpresas de ayer, le pedí a Candy que se quedara conmigo en la villa. No creo que al Dr. Martin le moleste la ausencia de Candy, y tenemos mucho que contarnos antes de encarar a la familia otra vez. Es tan natural estar a su lado y convivir juntos de nuevo... como si no nos hubiéramos separado nunca.

Aún así, Candy me reprocha haberla dejado tan preocupada. Me contó que las vecinas pensaban que yo era un gángster. Mi desaparición no ayudó en nada a mi reputación. En retrospectiva, debí visitarla aunque fuera una vez para tranquilizarla.

Me preguntó por Rockstown y yo no supe qué decirle. No me atrevo a admitir que mi intención era que ella se encontrase de nuevo con Terry, pero ella ya lo sospecha. Inventé que pasé por ahí y vi el vestido en un escaparate, aunque dudo que me crea. Me contó que efectivamente, se topó con Terry actuando borracho en un teatro barato, y que Terry al reconocerla reaccionó y mejoró su actuación. Le pregunté si tuvo oportunidad de hablar con él y ella me dijo que no quiso hacerlo, que volver a hablar con él sólo le haría más daño a ambos. Sin embargo, tuvo un encuentro con la madre de Terry. Según ella, el simple hecho de que Candy haya estado presente hizo que Terry se diera cuenta de su realidad y lo va a motivar a salir adelante.

Yo siempre creí que Candy y Terry necesitaban una segunda oportunidad para dejar las cosas claras antes de separarse definitivamente, pero parece que Candy ya había decidido no volver a buscarlo nunca. No sé si Terry vaya a ser feliz sin Candy, pero creo que de verdad Candy ha dejado de sufrir por él.

jueves, agosto 24, 2006

La verdad

Ha sido un día increíble. Incluso ahora, cuando escribo sobre todo lo que ocurrió, me parece estar soñando. Hoy Candy supo por fin la verdad. Yo habría deseado buscarla a su casa y contarle todo yo mismo, pero no pudo ser. Ella vino aquí a Lakewood, buscando al tío William. Al verme de espaldas empezó a dirigirse a mí sin ver mi rostro, y yo, sorprendido, no supe qué decir. Me dijo que no estaba dispuesta a casarse con Neil, lo cual me dejó aún más mudo. ¿Candy, casada con Neil? No atiné a decir nada por unos momentos hasta que finalmente la encaré, preguntando qué más deseaba decirme. Pobrecilla. Lo que menos esperaba era encontrarme a mí, siendo que buscaba al tío William. Finalmente entendió que somos la misma persona, pero estaba muy alterada.

Yo no lo sabía, pero Neil convenció a mi tía de respaldar un compromiso entre él y Candy, bajo amenaza de enlistarse como voluntario como hizo Stear. Todo esto me lo contó Candy entre lágrimas. George, afortunadamente, se apiadó de ella y desobedeció mis órdenes, haciéndole saber que podía encontrar al tío William aquí en Lakewood pero sin contarle más. Ya no debo esperar para anunciar que soy el verdadero jefe de la familia. Siempre supe que mi tía era capaz de cualquier cosa por sus sobrinos, pero nunca pensé que Neil lograra convencerla de esta estupidez.

Estoy muy avergonzado por no haberle dicho la verdad a Candy antes. Yo no deseaba antagonizar a mi tía, pero nunca imaginé que se atreviera a tanto. Candy está muy confundida y trato de hacerla sentir otra vez en confianza conmigo, que me vuelva a llamar Albert y no tío William, que me quiera otra vez como su amigo.

Le ofrecí un té para calmarla, y luego la invité a subir a la barca de Stear para visitar la villa donde nos conocimos. Aún no le quiero hablar sobre nuestro encuentro en la Colina de Pony hace diez años. Ya la noticia de que yo sea el tío William la dejó muy turbada.

Fiel a su alcurnia, la barca de Stear, que antes estaba tan sólida, tuvo una fuga repentina y terminamos empapados. Nos secamos al lado de la chimenea y pude notar que Candy estaba otra vez melancólica. Le pregunté si era por Terry, y dijo que sí, pero que ya se ha ido recuperando poco a poco. Le dió gusto saber que Terry volvió a Broadway.

No mencionó nada sobre su visita a Rockstown y yo tuve miedo de hacer preguntas. Lo que haya sucedido es asunto de ellos dos. Aún así, quisiera pensar que de verdad Candy ya no sufre por Terry.

Le pedí a Candy que se quedara conmigo en Lakewood y ella aceptó de inmediato. El día del supuesto compromiso iremos los dos a la residencia de Chicago, ella, para poner en su lugar a Neil, y yo pondré en su lugar a mi tía, cosa que debí hacer hace muchos años.

miércoles, agosto 23, 2006

Reporte sobre Terry

No era mi intención seguir espiando a Terry y a Candy, pero el agente que se hizo cargo de localizar a Terry me mandó un cable para avisarme que Terry se ha ido de Rockstown y, según parece, se dirige otra vez a Nueva York. No sé si esto sea o no consecuencia de su encuentro con Candy, si es que en realidad se vieron, pero me alegro por él. Ojalá logre sacar adelante su carrera de actor. ¿Dejará un día Candy de sufrir por su causa? Sólo el tiempo lo dirá. En cuanto a Terry, ¿volverá con Susana? Me cuesta trabajo creerlo. Después de amar a Candy, ¿es posible querer a alguien más?

Yo ya no me aparezco nunca por Chicago, todos los negocios los atiendo desde acá. Me aburro mucho y con frecuencia voy a la villa, que sigue llena de animales. También me dedico a vagar por todos los terrenos de Lakewood. Encontré en un rincón la barca de Stear, la que tenía forma de cisne. Tenía algunas fugas pero tras alquitranar el fondo y cambiar unas tablas se mantiene muy bien a flote. La fuente ya no funciona, pero fuera de eso ha quedado muy bien. En cuanto me haya presentado ante la familia como William Andrew y le haya contado toda la verdad a Candy, la traeré aquí de visita. Seguro que le gustaría dar un paseo en la barca.

martes, agosto 22, 2006

Regreso de Rockstown

Candy ya está de regreso. No sabemos si haya logrado hablar con Terry, pero sabemos que regresó sola a Chicago. ¿Significa eso que nunca vio a Terry? O tal vez tuvo un encuentro con él pero decidieron separarse de nuevo. Me duele en el alma pensar que Terry haya vuelto a lastimar a Candy, pero me cuentan que ella es la misma de siempre. No sé si creerles. Tampoco sé qué debo hacer para salir de dudas. Quizá la misma Candy me lo cuente cuando volvamos a estar juntos.

Candy sigue colgando carteles por toda la ciudad con mi retrato, comienzo a pensar que de verdad me echa de menos más que a Terry. Como nos preocupa que mi tía se vaya a topar con uno de esos carteles en alguno de sus paseos por Chicago, George siempre los manda arrancar. Pobre Candy, se esfuerza mucho por encontrarme, y yo muero de ganas de volver a su lado.

Debo asumir el control de la familia pronto. La tía Elroy me pide que espere unos días más. La familia sigue entristecida por la muerte de Stear y de momento hay muchas tensiones en la familia, la tía cree que no están listos para una noticia más. Así que sigo en Lakewood, sin saber gran cosa de lo que ocurre alrededor de Candy salvo por lo que George me cuenta de vez en cuando. Pero de momento George tiene que atender asuntos de mi tía y ni siquiera cuento con su compañía.

lunes, agosto 21, 2006

Nervios

No sé por qué al planear las cosas no siempre medito en todas las consecuencias. Estos días estuvimos esperando a que Candy recibiera el paquete, con la esperanza de que el anzuelo funcionase. Efectivamente, sabemos que Candy fue a Rockstown en cuanto recibió mi paquete, pero no sabemos más.

Debí mandar a alguien a seguirla hasta Rockstown, pero me pareció demasiado vil. Ya me siento bastante culpable por tener a alguien espiándola todos los días. Me dije que si de verdad estoy haciendo esto por ella, debo respetar su privacidad al menos cuando esté con Terry. Lo malo es que no sabré nunca lo que suceda cuando se encuentren.

¿Y si no se encuentran? O peor, si logran encontrarse, ¿se reconciliarían? Tendría que abandonar toda esperanza de poseer algún día el cariño de Candy. Estoy de pésimo humor y George se da cuenta. Él participó en esta aventura con mucho entusiasmo, pensando en que hacíamos algo bueno por Candy, pero creo que ya sospecha que yo también me enamoré de ella y que no deseo perderla.

lunes, agosto 14, 2006

El Vestido de Candy

George me trajo el vestido que compró para Candy para que yo lo aprobase. ¿Yo qué sé de vestidos de mujeres? Candy sabe bien que muy poco. El vestido es muy fino y más bien le servirá en primavera. Escribí una nota alegre deseándole que todo siga bien. No me atreví a decir más. Mañana mismo parte un mensajero a Rockstown para enviar el paquete desde allá.

domingo, agosto 13, 2006

¡Localizado!

Finalmente sabemos dónde esá Terry. El teatro ambulante para el que trabaja tiene apenas unos días en Rockstown, y según me dicen, le va bastante mal. Bebe mucho y eso empeora su desempeño. No me atrevo a ir yo mismo a Rockstown. Si Terry me reconoce, es capaz de huir de nuevo. Lo ideal es que Candy lo encuentre y hable con él, por doloroso que sea. Así resolverán su futuro de una vez.

La solución, por supuesto, se la debo a George. Según él, Candy está más preocupada por mi que por Terry y su prioridad ahora mismo es encontrarme. Así que George va a ir a Rockstown y le va a enviar un paquete a Candy desde ahí, poniéndome a mí como remitente. George confía en que Candy, al ver de dónde viene el regalo, vaya a buscarme a Rockstown. El paquete va a contener el vestido que siempre quise regalarle a Candy. Aún hace frío, pero cuando llegue la primavera podrá estrenarlo.

Rockstown es muy pequeño y Candy seguramente se va a enterar de que Terry está ahí. Si todo sale bien, irá a buscarlo. Más no puedo hacer para acercarlos.

sábado, agosto 12, 2006

Finalmente, algo sobre Terry

George está al pendiente de Candy, quien continúa trabajando para el Dr. Martin. Sigue buscándome y colocando carteles por la ciudad. En ese sentido, es bueno que me haya ido de Chicago, pues aún no llega el momento de contarle la verdad.

No hemos dado con el paradero de Terry, pero sabemos que estuvo un tiempo como actor en un teatro ambulante barato. Espero que pronto sepamos localizarlo para que Candy pueda hablar con él de nuevo. Aunque estando yo ausente va a ser difícil convencer a Candy.

Las finanzas de la familia siguen muy bien, gracias al empeño que ha puesto George todo este tiempo, y también a que mi tía se sabe administrar. Aunque consiente demasiado a sus sobrinos, no les permite demasiados lujos. Ahora que Stear ha muerto, su consuelo son Archie, Neil y Elisa. No sé qué consuelo le puedan ofrecer éstos últimos, pero ella los quiere mucho.

viernes, agosto 11, 2006

Candy y sus Carteles

La tía Elroy vino a visitarme y me pidió que de momento me mantuviera lejos de Chicago y de la familia. No es difícil atender los negocios desde aquí, pero hay asuntos que a la larga voy a tener que arreglar tanto en Chicago como en otras ciudades. La tía no volvió a mencionar a Candy, afortunadamente.

Temo que Neil vuelva a intentar otro truco sucio así que le pedí a George que tuviera a Candy bien vigilada. Eso sí, insistí en que hubiera mucha discreción, pues ya aprendí que los vecinos se dan cuenta de todo y no quiero ocasionarle más problemas a Candy.

Parece ser que Candy ha comenzado a colocar carteles con mi retrato por todo Chicago. Pobre Candy. Detrás de ella alguien los va quitando para evitarme problemas a mí. ¿Qué sucedería si mi tía Elroy se topara con alguno de esos carteles? No quiero imaginarlo. Tengo aquí uno de ellos y lo encuentro divertido. Se nota que lo ha dibujado el Dr. Martin y me siento culpable porque debe estar usando todo su tiempo libre en ello. Si dejo que esto continúe, peor me voy a sentir.

jueves, agosto 10, 2006

Los tres Portales

Es la primera vez que vivo en Lakewood, y me doy cuenta de que es un lugar precioso. No es de extrañarse que a la tía le gustara estar aquí. El sitio es muy tranquilo, pero está muy cerca de Chicago. La casa está llena de retratos, incluyendo los de mis padres y mis hermanas. Me gusta contemplar el retrato de Rose-Marie e imaginar cómo sería Anthony ahora. Me paseo por los tres portales y pienso en mis sobrinos, a quienes me estaba prohibido conocer cuando eran pequeños.

Cuando los padres de Stear y Archie partieron a Arabia, le pidieron a mi tía que se hiciera cargo de los chicos. Mi tía me dejó en la residencia Andrew de Chicago y se fue a Lakewood para dedicarse a cuidar a sus otros sobrinos. Yo era un adolescente, y aunque mi tía era una señora muy estricta, la echaba mucho de menos. Por lo menos tenía a Rose-Marie, que venía a verme y traía a Anthony consigo. Pero cuando ella murió, Anthony se fue a vivir a Lakewood también, y yo me quedé solo.

En cuanto los chicos empezaron a mostrar muestras de independencia, la tía Elroy comenzó a acostumbrarlos a mi autoridad, aunque no me conocieran. Ellos querían participar en las modificaciones de los jardines, cosa bastante inocua, y bajo instrucciones de la tía me escribieron para pedirme permiso. No sé que haya sido de esas cartas, pero las conservé mucho tiempo, pues era la primera vez que se comunicaban conmigo. Por supuesto les di permiso de hacer lo que quisieran. Fue así que cada uno de ellos diseñó su propia puerta: la de Archie, en estilo veneciano renacentista, recargada de cariátides y estatuas de mármol. Stear inventó e instaló su propia puerta de agua sin ayuda de nadie, y Anthony convirtió la entrada de coches en el portal de las rosas, la flor preferida de su madre.

Tiempo después yo fui a la Universidad y la tía regresó a Chicago con los chicos, atendiendo los negocios de la familia. Lakewood estuvo abandonado por unos años. Cuando cumplí ventiún años heredé la fortuna de los Andrew y todas las responsabilidades que antes eran de mi tía, y regresé a Chicago para ocupar la residencia Andrew. Mi intención era darme a conocer ante toda la familia, pero la tía Elroy pensaba que yo aún era muy joven e inexperto, que primero tenía que acostumbrarme a llevar las riendas de las empresas y las propiedades. Se llevó a los chicos de regreso a Lakewood, y fue ahí donde ellos conocieron a Candy.

¿Cómo estará Candy ahora que me fui? La echo mucho de menos. Ojalá algún día venga a vivir aquí conmigo. Este sitio debe traerle muy buenos recuerdos.

miércoles, agosto 09, 2006

Regreso a Lakewood

Hoy iba entrando a casa cuando oí que la casera le reprochaba a Candy el vivir conmigo. Supuse que los chismes de Neil habían llegado a sus oídos, pero la realidad es otra. Me han visto ir y venir con los mensajeros de George y se imaginan que tengo actividades ilícitas. La única solución es contarle a Candy toda la verdad, pero primero debo recuperar mi lugar como cabeza de la familia Andrew.

Me dí la media vuelta y regresé más tarde. Candy estaba dormida y no tuve el valor de despertarla para despedirme. Apenas le dejé una nota explicando que he recuperado la memoria, que no deseo que la echen de casa por mi culpa y que pronto vendré a buscarla. Le dejé también algo de dinero.

Durante todo este tiempo pude haber planeado una despedida mejor, fui muy estúpido al no hacerlo. Ella seguramente se va a enojar muchísimo conmigo por haberla abandonado sin darle las gracias siquiera. Muy a mi pesar, me he ido a Lakewood. Pronto mi tía y yo anunciaremos mi regreso ante toda la familia y entonces podré aclararle todo.

martes, agosto 08, 2006

Prohibiciones

Recibí un mensaje de mi tía pidiéndome que no intente comunicarme con Candy mientras no aclaremos todo ante el resto de la familia. Ni siquiera le devolví el mensaje, pues hasta ahora no le he contado mentiras a mi tía, digamos simplemente que le he ocultado algunas verdades. Sería poco honesto prometerle que no voy a buscar a Candy, siendo que estoy viviendo con ella.

¿Por qué me mandó este recado justo ahora? Para la tía Elroy, Candy no es más que un capricho mío, y no la puede soportar. Pero ya antes habíamos hablado sobre Candy y nunca me había prohibido en términos tan explícitos el contacto con ella. Ante esta actitud, veo que no importa que Neal se obstine en conquistar a Candy, pues mi tía Elroy nunca la va a aceptar en la familia.

En cuanto al mensaje de mi tía, la realidad es que ella ya no puede prohibirme nada. Hace varios años cumplí mi mayoría de edad soy yo quien dirige ahora las empresas y la fortuna de la familia. Pero por lo visto algunos hábitos son difíciles de dejar.

lunes, agosto 07, 2006

Llorando a Stear

Hoy Candy no estaba en casa cuando yo llegué. Supuse que seguía muy triste por la muerte de Stear. Fui a buscarla al parque de Chicago, pues sé que a ella también le gusta estar cerca de la naturaleza, como a mí. Así fue como ella me encontró cuando huí del hospital, pues me conocía bien.

Al principio no la encontré en el parque, pero recordé que siempre que puede se trepa a un árbol, y que a Stear siempre le había gustado el cielo... sobre un árbol Candy estaría más cerca del cielo. Efectivamente, Candy había trepado al árbol más alto, al que tuve que trepar yo también para pedirle una vez más que me contara sus penas.

Candy no quiere ponerme triste. Pero si no desea compartir sus penas, más me entristezco.

domingo, agosto 06, 2006

LaTristeza de Patty

Candy fue hoy a conocer a los padres de Stear para darles sus condolencias. Patty estaba muy deprimida, y me cuenta Candy que intentó suicidarse con un cuchillo. Candy la detuvo y logró hacerla entrar en razón. Patty está pasando por un mal momento y creo que podría intentarlo de nuevo, menos mal que cuenta con la compañía constante de Annie. Se consoló un poco cuando llegaron las pertenencias de Stear en una caja. Entre todos sus inventos había un regalo especial para ella: un par de marionetas abrazadas, con rostros parecidos al suyo y al de Stear. El mensaje del regalo era que no debía estar triste y que mientras ella sonría, también sonreirá él. Espero que esto le de paz.

La tía Elroy ha estado encerrada en sus habitaciones desde ayer.Le mandé mensajes con George para encontrarnos de nuevo en Lakewood, pero no quiere salir de casa. No voy a insistir. Con el tiempo se sentirá mejor y hablaremos de nuevo sobre anunciar mi identidad ante la familia.

sábado, agosto 05, 2006

El funeral

Observé el funeral de Stear desde lejos, sin atreverme a contradecir los deseos de la tía Elroy. Habría pasado el día con Candy, pero ella desapareció. Pensé que tal vez haría lo mismo que yo, que asistiría desde lejos, pero no fue así. Después me contó que estuvo el día entero en la iglesia, despidiéndose de Stear. Allí, se encontró con el padre de Anthony.

El Sr. Brown es un hombre gentil y afectuoso, por ello Rose-Marie lo amaba tanto. Me dijo Candy que estuvieron hablando un poco sobre Anthony, y que al despedirse, el Sr. Brown le dio un abrazo. Dice Candy que por primera vez supo lo que debe sentirse cuando se abraza a un padre.

Candy, quien nunca se ha lamentado por ser huérfana, comenzó a llorar tras esas palabras. Yo la tomé en brazos, ¿qué otra cosa podía hacer?, estuvimos así unos momentos hasta que ella dejó de llorar y, sonriendo, me dijo que teniéndome como hermano, no le hace falta un padre. Sus palabras me hirieron, pues yo daría cualquier cosa por que ella me quisiera de otra manera. Pero debe bastarme con que ella piense en mí, y que yo sea capaz de brindarle un abrazo de hermano.

viernes, agosto 04, 2006

Un día aciago

Stear ha muerto. Supimos que su avión fue abatido y no hay esperanza alguna. La tía Elroy está devastada y no quiere ver a nadie. Va a haber un servicio fúnebre pero la tía no desea que yo asista. Por supuesto, tampoco quiere que Candy esté presente, y yo no me siento con ánimos de contradecirla en estos momentos. No sabía cómo compartir esta noticia tan triste con Candy, pero Annie ya se lo había dicho cuando volví a casa. Candy debe estar sufriendo mucho, pues Stear era uno de sus mejores amigos.

Stear era también mi sobrino, y me considero afortunado por haberlo conocido. Es algo más que le debo a Candy sin que ella lo sepa: si no hubera sido por ella, no habría podido conocer a mis sobrinos. Recuerdo que en Londres los reconocí de inmediato, aunque no nos hubieran presentado, pues Candy sabe describir a las personas como nadie más. Es uno de sus dones.

Supe por Candy que los padres de Stear vendrán aquí para el funeral, así como el padre de Anthony. Mi tía no mencionó nada al respecto. Creo que no desea que yo me encuentre con ellos. La verdad es que ni siquiera recuerdo sus rostros, y aunque la madre de Stear es mi hermana, nunca tuvimos mucho contacto. No sabría qué hacer para consolarla.

¿Por qué la tía me aleja de mi propia familia? Cuando yo era pequeño, ella temía que mis cuñados fueran a abusar de mí, pero ahora tengo la impresión de que no quiere perder el control de la familia todavía.

jueves, agosto 03, 2006

Candy y Terry

Reflexionando un poco sobre lo ocurrido con Neil, caigo en cuenta de lo mucho que Candy sigue queriendo a Terry, al grado de actuar de manera tan irreflexiva y subir al coche de un desconocido con la esperanza de encontrarse con él. Si Candy se lo pidiera, ¿volvería Terry con ella a pesar de Susana? Seguramente. Por algo Terry huyó de Nueva York. No estoy seguro de lo que yo deseo. Terry no es más que un joven confundido a quien aún le falta madurar. No sé si Candy pueda ser feliz a su lado. Pero también me pregunto si mis sentimientos no estarán nublando mi propio juicio.

De momento no puedo hacer nada, ya hay más de un investigador privado siguiendo la pista de Terry. Lo que tengo que decidir es qué debo hacer una vez que dé con su paradero. Espero que para entonces Candy sepa ya la verdad sobre mí y yo pueda arreglar su encuentro con Terry. No debo pensar en lo que ocurra después.

Neil me preocupa también. Aunque nunca conviví con él, desde que yo era niño oía historias sobre él. Sé que cuando se le mete algo a la cabeza hace hasta lo imposible por conseguirlo. No tengo ni idea de qué va a planear ahora, y tengo miedo de enterarme. Lo bueno es que pronto Neil tendrá que respetar mi autoridad.

miércoles, agosto 02, 2006

Otra carta más

Candy se encontró a Patty hoy en la iglesia. Recibió otra carta de Stear desde el frente y fue a dar gracias. Ojalá sigan llegando sus cartas, pues las buenas noticias alegran mucho a Candy, aunque hoy ella me miraba preocupada. Supongo que las vecinas le habrán inventado algún chisme sobre mí, pues hoy al salir de casa las oí murmurar, pero ella no se atreve a preguntarme nada.

La parte legal de mi herencia ha quedado arreglada, y una vez más soy yo quien tendrá la última palabra en cuanto a las empresas de la familia. Respecto a la familia misma, mi tía sigue llevando la batuta, lo cual me parece perfecto pues no quiero lidiar con un montón de gente malcriada justo ahora.

Estoy limpiando un poco la villa del bosque cerca de la cascada donde conocí a Candy. Creo que preferiría vivir allí y no en Lakewood, como sugiere mi tía, pero George le da la razón a ella en ese sentido. Lakewood está más Cerca de Chicago, donde yo tengo muchos asuntos que arreglar. La residencia de los Andrew, en Chicago misma, sería mejor todavía, pero ni la tía quiere explicar mi presencia a los Leegan ni yo tengo ganas de vivir con ellos.

Vivir en Lakewood no me parece una mala idea, en especial porque sospecho que a Candy le gustaría ir a vivir ahí conmigo cuando se sepa la verdad sobre mí.

martes, agosto 01, 2006

Regalos para Candy

Terminé por comprarme otro coche, a ver si las vecinas dejan de murmurar cada vez que me subo al coche de un desconocido. No es un coche nuevo, pues no deseo llamar la atención, pero por lo menos no se va a quedar tirado por ahí. A Candy le gustó mucho el coche, pero prudentemente me aconseja administrarme mejor. Río para mis adentros, Candy es la única Andrew que cuida bien el dinero. Me divierto trayéndole peqeños obsequios a Candy, como un abrigo nuevo o simplemente bombones. Aún no es el momento de que regresemos con los Andrew, pero yo quiero que goce de los lujos que el resto de la familia suele darse.

Ella es verdaderamente parte de la familia para mí. No somos hermanos, por supuesto, y Dios sabe que lo que siento por ella no tiene nada que ver con el cariño fraternal. Pero no hay nadie en mi familia que me haya hecho tan feliz como Candy, y yo necesito corresponderle de alguna manera, aunque sea con regalos insignificantes.

Ya no necesito transporte, pero los mensajeros de George siguen viniendo con frecuencia. Además, sin que yo lo solicitara, contrató guardaespaldas que hacen rondas alrededor de la casa como si yo fuera una valiosa pieza de museo. Crecí rodeado por personal de seguridad desde mi infancia y en general no me molesta su presencia, pero las vecinas no están nada a gusto con gente extraña merodeando por acá. Le pedí a George que retirara a los guardaespaldas, por lo menos. Vivimos en una zona bastante tranquila y mientras nadie sepa mi verdadera identidad no creo estar corriendo ningún riesgo.