lunes, junio 16, 2008

Sábanas al sol

Qué bello fue ver a Candy otra vez hoy. Salí tan temprano de Chicago que no tuve oportunidad de desayunar nada. Cuando por fin llegué al hogar de Pony, los niños desayunaban y Candy conversaba con ellos y sus maestras. Cuando llegué, las maestras me invitaron a tomar café y pan. ¡Qué distinto de los estirados y largos desayunos con mi tía, guardando silencio y cuidando los buenos modales! Y no es que en el Hogar de Pony los niños sean maleducados, todo lo contrario. Sucede que la camaradería y el buen humor tienen prioridad sobre las buenas costumbres.

Le sugerí a Candy que fuéramos de paseo tras el desayuno, pero al parecer era día de la colada... y como yo lo que en realidad quería era estar con ella, no me importó ayudarle a lavar montañas y montañas de ropas infantiles, pañales y sábanas... ¿De verdad hace eso ella sola? ¡Es mucho trabajo! Lo difícil fue robarle un beso sin que nos vieran los niños o las maestras, pero logré hacerlo mientras tendíamos la ropa, escondidos tras una sábana extendida.

Almorzamos al aire libre con los niños. La Srita Pony quiso hacer conversación conmigo preguntando por mis negocios, pero desvié el tema a cosas menos aburridas preguntando por la infancia de Candy. Parece ser un tema inacabable: Candy era todo un personaje desde niña. Eso yo ya lo sabía, conociendo sus aventuras en casa de los Leegan y luego con mi tía en Lakewood, pero disfruté mucho oyendo nuevas historias sobre sus travesuras con Annie cuando eran pequeñitas.

Tras el almuerzo estuvimos barriendo y trapeando con algunos de los niños más mayores. Eso de criar y educar a quince chiquillos es muy engorroso y me sorprende que la Srita Pony y la hermana María lo hayan hecho solas todo este tiempo, aunque es obvio que a los niños se les exige que colaboren con todas estas labores, de otra manera sería imposible.

Para cuando llegó la cena estábamos agotados. No quería abusar de la hospitalidad de la Srita Pony, pero ella insistió en que me quedara a cenar tras estar todo el día trabajando. Y la verdad es que yo deseaba aprovechar todo el tiempo posible con Candy. Escapar con ella para ir a cenar a algún lado estaba fuera de cuestión: esto no es Chicago. Pero sí aproveché nuestra cena para pedirle a Candy que me acompañara a Chicago mañana para visitar juntos a Mae. Claro que antes quiero que demos un paseo a solas, sin que nadie, nadie nos moleste.

Nos despedimos como amigos, con un apretón de manos. ¡Qué ganas me dieron de tirar de ella y darle un abrazo siquiera! En vez de ello le hice un guiño, espero que nadie lo notara.

sábado, junio 07, 2008

Cena con Mae

Me levanté sin ganas de ir a trabajar, sin ganas de nada más que de ver a Candy... ¿Cómo pudimos despedirnos sin quedar en nada? Mi primer impulso fue ir a verla, aunque fuera unos minutos, pero estando en Chicago el trayecto es largo... pensé entonces que haría una jornada corta en Chicago y pasaría a ver a Candy en el hogar de Pony antes de volver a Lakewood. Después de todo es viernes...

Mis planes se vieron frustrados, por supuesto, por mi tía Elroy. Me notificó en el desayuno que me esperaba para cenar, y que se había tomado la libertad de invitar también a Mae, "para conocerla mejor". Se le ha metido en la cabeza la idea de que me intereso por Mae, y se las ingenió para conseguir sus datos. Es increíble que no le moleste que Mae se gane el pan trabajando, siendo que antes protestó fuertemente al enterarse de que Candy tenía exactamente el mismo empleo. Sabiendo lo mal que le cae Candy a mi tía, tengo que jugar esa carta a mi favor.

Ya que no me era posible librarme de la cena, me pareció que lo menos que podía hacer era ir por Mae a casa de su tía. Por precaución, fui un poco más temprano, para que no nos cruzáramos en el camino. Ella no estaba lista aún, así que esperé unos momentos en el recibidor, platicando con su tía, una señora muy agradable. Cuando Mae por fin estuvo lista, nos despedimos y nos encaminamos a mi coche. Ella, por supuesto, quería noticias de Candy. Cuando le conté lo sucedido, me abrazó y me felicitó.

"Ya decía yo que Candy moría por ti, pero no se atrevía a decírtelo". Le conté sobre lo difícil de nuestra situación y sobre mi idea de anular la adopción. Elle me recomendó no hacer nada drástico, pues nuestra relación es muy nueva todavía.

"Recuerda que no todos los noviazgos terminan en matrimonio, ¿o ya olvidaste lo que ocurrió con nosotros?" Mae tiene razón, pero esto es distinto. Ya no soy la misma persona de antes y ahora sé muy bien lo que quiero. Aún así, debo seguir sus consejos. Independientemente de lo que suceda entre nosotros, Candy no debe estar nunca desprotegida.

Mae estaba un poco confundida por la invitación. Le expliqué las ideas que se había formado la tía Elroy respecto a ella, lo cual la hizo reír a carcajadas.

"¡Imagínate qué cara va a poner cuando se entere de que estoy comprometida!", dijo, entusiasmada.

"Bueno, no se lo digas de inmediato. Mae, si puedes hacerme un favor, háblale de tu trabajo, quiero que ella se dé cuenta de lo difícil que es ser enfermera, y de que se trata de un trabajo noble y digno".

Mae no es ninguna tonta, de inmediato se dio cuenta de mis intenciones. Durante la cena estuvo hablando de su trabajo en el hospital, y de cómo se le brinda atención médica a todos, ya sean ricos o pobres, "e incluso a gente de quien no se sabe nada, como era el caso de William antes de recuperar la memoria", apuntó ella, para añadir: "Aunque al final él estuvo mejor bajo los cuidados de Candy viviendo con ella".

Mi tía cambió en ese momento de tema y le preguntó a Mae por su familia. Ella viene de una familia de granjeros de Rhodesia, nada del otro mundo, aunque la sociedad en Rhodesia está muy dividida y los blancos gozan de privilegios a veces inmerecidos. Tía Elroy, quien no sabe mucho sobre lo que ocurre en el mundo y que tampoco sabe disimular, trataba de averiguar qué tan influyente es la familia de Mae.

Archie bostezaba y se hacía tarde. Terminamos la cena sin tocar el tema del prometido de Mae. A instancias de mi tía, Archie me acompañó a dejarla en su casa. Hablamos de naderías en el trayecto, pero de regreso Archie me comentó que a la tía Elroy le gustaba la idea de que yo contrajera matrimonio cuanto antes, y que al parecer Mae le agradaba. No me atreví a decirle a Archie que Mae estaba comprometida, y tampoco le hablé sobre mi nueva situación con Candy... Primero tengo que hablar con ella y averiguar qué es lo que ella prefiere, si quiere que mi familia sepa sobre lo nuestro o no.

Mañana iré al Hogar de Pony sin pasar por Lakewood. Quiero ver a Candy cuanto antes.

viernes, junio 06, 2008

¿En qué me quedé?

A ver, a barrer un poquito.... ¡Uf! cómo se acumula el polvo después de un año. Casi ni dan ganas de empezar otra vez. Pero llegó el verano, el trabajo aburre un poco y ahora es cuando hay tiempo de dejar suelta a la musa. Claro que a estas alturas ya nadie está leyendo esta historia y me pregunto si habría que terminarla y empezar una nueva o seguir como hasta ahora. Lo voy a pensar.