sábado, diciembre 04, 2010

Elroy y yo

Hoy vino a la oficina la tía Elroy, cosa que no hace nunca. Apenas entrar, me preguntó airada:

- ¿Se puede saber quién es James Cuthbert y qué se trae con Candy?
- Gusto en verte tía, siéntate por favor.

Mi tía se sentó, impaciente. Aunque estaba intrigado contesté su pregunta.

-Cuthbert es un socio. Acaba de invertir en los pozos petroleros en Arabia. Conoció a Candy y se interesó por ella.
- ¿Y tú lo apruebas?
- No, porque Candy no está interesada en él.
- Menos mal. Parece un aventurero y no me gustaría que pensara que casándose con una Andrew tiene el futuro asegurado.

Y entonces me contó que Cuthbert me fue a buscar a la residencia Andrew y sólo la encontró a ella, quien lo recibió pero al parecer se vio sujeta a todo un interrogatorio sobre Candy. La tía, al parecer, le contó todo. Lo más divertido es que por un lado desprecia a Candy, pero por el otro le molesta que la corteje alguien que "no esté a su altura". Le comenté que era extraño que se preocupara por que Candy tenga un buen matrimonio.

- No podemos confiar en el criterio de Candy - aclaró - Neil decía que estaba enredada con un lavaplatos cualquiera...
- Ese lavaplatos era yo - interrumpí.
- ¿Lavabas platos? ¡Qué espanto! Bueno, menos mal que eras tú. Da igual, en esos momentos yo pensaba que Candy estaba enlodando el nombre de la familia. Supuse que si la despedían del hospital vendría a vivir conmigo, pero claro, no fue así. Cuando adoptaste a Candy me suplicaste que cuidara de ella y que la educara para que tuviera una buena vida. Yo hice lo que pude. Después desapareciste, y me amargaba pensar que estabas muerto y que yo estaba faltando a mi promesa. No podía permitir que Candy viviera en esas condiciones que, por lo que Neil decía, eran escandalosas. Ya sé que en realidad ella cuidaba de ti, pero en esos momentos yo no sabía nada. Creí que lo mejor para ella era que la despidieran, así tendría que volver con nosotros.

Mi tía bajó la mirada.

- Ahora me lo reprocho. Ya entiendo por qué tuviste que trabajar lavando platos.

En realidad yo lavaba platos desde antes que despidieran a Candy, pero no lo dije. En cambio seguí interrogándola.

- ¿Y el matrimonio con Neil? ¿También creías que era lo mejor para Candy?
- No. Pero sí que pensé que era lo mejor para la familia. Creía que Candy haría de Neil una mejor persona, y que ella por fin entendería que quedarse con nosotros era lo mejor... No quise hablarlo contigo primero, pues me decías que no querías participar de los asuntos familiares todavía. Y francamente, me preocupaba mucho más Neil que la opinión de Candy.
- ¿Y la herencia de Candy nunca entró en juego cuando tomaste esa decisión?
- Por supuesto que sí. Ya conoces a Sarah. Ella no dejaba de decir que quien se casara con Candy lo haría por interés. Claro que Sarah buscaba la manera de asegurar para su familia una buena parte de la fortuna de los Andrew. Neil, en cambio, de verdad deseaba casarse con Candy sin importarle la herencia.
- Neil no más que un egoísta y un caprichoso - dije, bajando la voz.
-¿Y tú? ¿No fue por simple capricho que adoptaste a Candy? Lo hiciste por molestar a Sarah y a sus hijos, y no pensaste en la carga que sería para mí.
- Mi intención no fue molestar a nadie, lo hice por darle a Candy una vida mejor.
- ¿Y qué sabías tú de ella? Ni siquiera la conocías.
- Te equivocas tía, Candy y yo ya éramos amigos.

Mi tía levantó una ceja.

- ¿Y cómo es que la conocías, si en esos años tu vivías aquí en Chicago?

- La conocí mucho antes, cuando aún vivíamos en Lakewood. Un día me escapé  y fui a dar cerca del hogar de Pony... apenas cambiamos unas palabras... Pero unos años más tarde Candy terminó trabajando para Sarah, mi hermana. No la trataban bien.  En una ocasión  ella huyó de casa de los Leegan y por poco se ahoga... fui yo quien la rescató...
-¿Y que hacías tú por ahí? - interrumpió mi tía. Se suponía que estabas en Chicago, estudiando.
- Me escapaba para ver a mis sobrinos, ¿Me vas a reclamar ahora que buscara yo la compañía de mi propia familia? Fue gracias a Candy que pude por fin entablar amistad con Stear y Archie, no gracias a ti.

Y fue así como por fin mi tía supo que, sin ella saberlo, Candy y yo nos hicimos amigos mucho tiempo atrás. Es increíble que nunca lo hubiéramos hablado. Ella pensaba que lo mío era rebeldía, forzando a mí tía a lidiar con esa muchacha que entonces ella detestaba. Cuando le conté que merodeaba por Lakewood para espiar a mis sobrinos se sintió culpable por haberme apartado de ellos. Aún así, insistió en que todas esas decisiones las había hecho pensando en lo mejor para mí  y para la familia.

Ahora, gracias a Cuthbert, mi tía una vez más se quiere entrometer en el futuro de Candy. Y lo seguirá haciendo, mientras ella sea "Una Andrew". Medio en broma mencioné que la adopción de Candy podría anularse. Mi tía negó con la cabeza.

- Te conozco William, te crié desde niño. Ahora entiendo que estás encaprichado con esa muchacha desde tu adolescencia. Si realmente te preocupa su porvenir, me vas a ayudar a encontrarle un buen marido.

Me levanté, impaciente y un poco molesto.

- ¿Un buen marido? ¿Como lo era Neil?

Mi tía clavó en mí esos ojos duros que desde chiquillo parecían desnudarme el alma. Pareció pensar muy bien sus palabras antes de hablar.

- William, yo sé que haces lo que quieres desde que eres mayor de edad pero por favor reflexiona: Si lo que deseas es alejarle a Candy los pretendientes como Cuthbert, no te va a bastar con anular su adopción.

- ¿Y qué sugieres entonces?

Mi tía se levantó sin voltear a verme.

- Vas a ir a teatro este viernes con Candy. Archie me lo dijo.
- Sí, vamos a ir los cuatro juntos. Candy se va a hospedar con los Brighten.
- Pensaba pedirte que aprovecharas para presentarle a alguien a Candy este fin de semana. Pero ahora que hemos hablado me doy cuenta de que yo no sirvo para buscarle pareja a nadie. Tengo que irme ya, tú tienes trabajo que hacer.

La acompañé a la salida y le recordé que cenaría esta noche con ella.


- La próxima vez que venga Candy a Chicago, díle que venga a verme. Quiero que sepa que yo no tengo nada que ver con lo que tu decidas.
-¿De qué decisión hablas?
- De anular su adopción.

Quise aclarar que yo no deseaba en realidad anular la adopción de Candy, pero guardé silencio, recordando que justo ayer eso era lo que me pedía la Señorita Pony. Mientras Candy no lo desee, no va a ocurrir, pero en ese momento no supe que decirle a mi tía.

Más tarde, durante la cena, ninguno de los dos mencionó a Candy. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Porfa siga escribiendo. Me encanta como se desarolla toda la historia. Y me gusta también leer lo que opina Albert a este momento.

Candy es fuerte y enfrenta los días con la confianza en que todo se vuelve para lo mejor.

Ojala no salgan trampas por parte de nadie...

Albert sigue siendo el que rescata y salva las situaciones. Asi es.

Tal vez al teatro puedan hablar con los amigos y aclarar sus intenciones de pareja...

Que sorpresa sera luego para la Sra Elroy descubrir por que razon Albert quiere anular la adopcion y no creo Candy pueda tener algo en contra ya que se trata de alivianar el camino hacia un futuro junto. Que dudas puede tener compartiendo tiempo con el, lavando pagnales... mas prueba de amor desde un hombre hacia una mujer...

Porfa siga... quiero saber como continua y este James... donde la vio por primera vez... como se entero de la existencia de ella?

Anónimo dijo...

Es algo muy interesante realmente me encantaria saber el final ya lei reencuentro en el vortice y aun cuando es una muy buena historia no se me hacia que Candy y Terry tuvieran un futuro junto lleno de tanta pasión mientras que con Albert todo es amor y comprensión por fa sigan escribiendo