miércoles, diciembre 15, 2010

Boletos de teatro

Ahora que los padres de Archie vienen en camino Cuthbert quiere detalles sobre quién se está haciendo cargo de explotar los pozos petroleros en Arabia. Mi cuñado tiene una persona de confianza y me parece que, tras todos estos años de administrar esa rama de los negocios, se puede confiar en su juicio. Cuthbert duda y dice que quiere ir a Arabia él mismo. La idea me parece, en principio, estupenda, excepto porque antes quiere conseguirse una esposa americana... y me pidió que le permitiera cortejar a Candy.

Si hay una idea más horrenda que imaginarme a Candy con Cuthbert, es el imaginarla tan lejos de mí. ¿Qué cara habré puesto que dejé a Cutbhert tan asustado? Le dije que era una mala idea, pues Candy no mostraba interés por él. Aún así se atrevió a insistir, pero cambié de tema.

Archie y yo fuimos por los boletos. La función es en la Casa Hull, y son los mismos miembros de la comunidad los que van a participar en la obra. El padre de Annie ha estado haciendo donaciones para los programas de ayuda a inmigrantes. Pobre Archie, él hubiera preferido ir al auditorio con una compañía de teatro profesional.

Está un poco nervioso porque sus padres ya están de camino, y me confesó que desea pedir la mano de Annie cuando ellos estén aquí. Me recordó a Cuthbert pidiéndome permiso de galantear a Candy y me puse de mal humor.

sábado, diciembre 04, 2010

Elroy y yo

Hoy vino a la oficina la tía Elroy, cosa que no hace nunca. Apenas entrar, me preguntó airada:

- ¿Se puede saber quién es James Cuthbert y qué se trae con Candy?
- Gusto en verte tía, siéntate por favor.

Mi tía se sentó, impaciente. Aunque estaba intrigado contesté su pregunta.

-Cuthbert es un socio. Acaba de invertir en los pozos petroleros en Arabia. Conoció a Candy y se interesó por ella.
- ¿Y tú lo apruebas?
- No, porque Candy no está interesada en él.
- Menos mal. Parece un aventurero y no me gustaría que pensara que casándose con una Andrew tiene el futuro asegurado.

Y entonces me contó que Cuthbert me fue a buscar a la residencia Andrew y sólo la encontró a ella, quien lo recibió pero al parecer se vio sujeta a todo un interrogatorio sobre Candy. La tía, al parecer, le contó todo. Lo más divertido es que por un lado desprecia a Candy, pero por el otro le molesta que la corteje alguien que "no esté a su altura". Le comenté que era extraño que se preocupara por que Candy tenga un buen matrimonio.

- No podemos confiar en el criterio de Candy - aclaró - Neil decía que estaba enredada con un lavaplatos cualquiera...
- Ese lavaplatos era yo - interrumpí.
- ¿Lavabas platos? ¡Qué espanto! Bueno, menos mal que eras tú. Da igual, en esos momentos yo pensaba que Candy estaba enlodando el nombre de la familia. Supuse que si la despedían del hospital vendría a vivir conmigo, pero claro, no fue así. Cuando adoptaste a Candy me suplicaste que cuidara de ella y que la educara para que tuviera una buena vida. Yo hice lo que pude. Después desapareciste, y me amargaba pensar que estabas muerto y que yo estaba faltando a mi promesa. No podía permitir que Candy viviera en esas condiciones que, por lo que Neil decía, eran escandalosas. Ya sé que en realidad ella cuidaba de ti, pero en esos momentos yo no sabía nada. Creí que lo mejor para ella era que la despidieran, así tendría que volver con nosotros.

Mi tía bajó la mirada.

- Ahora me lo reprocho. Ya entiendo por qué tuviste que trabajar lavando platos.

En realidad yo lavaba platos desde antes que despidieran a Candy, pero no lo dije. En cambio seguí interrogándola.

- ¿Y el matrimonio con Neil? ¿También creías que era lo mejor para Candy?
- No. Pero sí que pensé que era lo mejor para la familia. Creía que Candy haría de Neil una mejor persona, y que ella por fin entendería que quedarse con nosotros era lo mejor... No quise hablarlo contigo primero, pues me decías que no querías participar de los asuntos familiares todavía. Y francamente, me preocupaba mucho más Neil que la opinión de Candy.
- ¿Y la herencia de Candy nunca entró en juego cuando tomaste esa decisión?
- Por supuesto que sí. Ya conoces a Sarah. Ella no dejaba de decir que quien se casara con Candy lo haría por interés. Claro que Sarah buscaba la manera de asegurar para su familia una buena parte de la fortuna de los Andrew. Neil, en cambio, de verdad deseaba casarse con Candy sin importarle la herencia.
- Neil no más que un egoísta y un caprichoso - dije, bajando la voz.
-¿Y tú? ¿No fue por simple capricho que adoptaste a Candy? Lo hiciste por molestar a Sarah y a sus hijos, y no pensaste en la carga que sería para mí.
- Mi intención no fue molestar a nadie, lo hice por darle a Candy una vida mejor.
- ¿Y qué sabías tú de ella? Ni siquiera la conocías.
- Te equivocas tía, Candy y yo ya éramos amigos.

Mi tía levantó una ceja.

- ¿Y cómo es que la conocías, si en esos años tu vivías aquí en Chicago?

- La conocí mucho antes, cuando aún vivíamos en Lakewood. Un día me escapé  y fui a dar cerca del hogar de Pony... apenas cambiamos unas palabras... Pero unos años más tarde Candy terminó trabajando para Sarah, mi hermana. No la trataban bien.  En una ocasión  ella huyó de casa de los Leegan y por poco se ahoga... fui yo quien la rescató...
-¿Y que hacías tú por ahí? - interrumpió mi tía. Se suponía que estabas en Chicago, estudiando.
- Me escapaba para ver a mis sobrinos, ¿Me vas a reclamar ahora que buscara yo la compañía de mi propia familia? Fue gracias a Candy que pude por fin entablar amistad con Stear y Archie, no gracias a ti.

Y fue así como por fin mi tía supo que, sin ella saberlo, Candy y yo nos hicimos amigos mucho tiempo atrás. Es increíble que nunca lo hubiéramos hablado. Ella pensaba que lo mío era rebeldía, forzando a mí tía a lidiar con esa muchacha que entonces ella detestaba. Cuando le conté que merodeaba por Lakewood para espiar a mis sobrinos se sintió culpable por haberme apartado de ellos. Aún así, insistió en que todas esas decisiones las había hecho pensando en lo mejor para mí  y para la familia.

Ahora, gracias a Cuthbert, mi tía una vez más se quiere entrometer en el futuro de Candy. Y lo seguirá haciendo, mientras ella sea "Una Andrew". Medio en broma mencioné que la adopción de Candy podría anularse. Mi tía negó con la cabeza.

- Te conozco William, te crié desde niño. Ahora entiendo que estás encaprichado con esa muchacha desde tu adolescencia. Si realmente te preocupa su porvenir, me vas a ayudar a encontrarle un buen marido.

Me levanté, impaciente y un poco molesto.

- ¿Un buen marido? ¿Como lo era Neil?

Mi tía clavó en mí esos ojos duros que desde chiquillo parecían desnudarme el alma. Pareció pensar muy bien sus palabras antes de hablar.

- William, yo sé que haces lo que quieres desde que eres mayor de edad pero por favor reflexiona: Si lo que deseas es alejarle a Candy los pretendientes como Cuthbert, no te va a bastar con anular su adopción.

- ¿Y qué sugieres entonces?

Mi tía se levantó sin voltear a verme.

- Vas a ir a teatro este viernes con Candy. Archie me lo dijo.
- Sí, vamos a ir los cuatro juntos. Candy se va a hospedar con los Brighten.
- Pensaba pedirte que aprovecharas para presentarle a alguien a Candy este fin de semana. Pero ahora que hemos hablado me doy cuenta de que yo no sirvo para buscarle pareja a nadie. Tengo que irme ya, tú tienes trabajo que hacer.

La acompañé a la salida y le recordé que cenaría esta noche con ella.


- La próxima vez que venga Candy a Chicago, díle que venga a verme. Quiero que sepa que yo no tengo nada que ver con lo que tu decidas.
-¿De qué decisión hablas?
- De anular su adopción.

Quise aclarar que yo no deseaba en realidad anular la adopción de Candy, pero guardé silencio, recordando que justo ayer eso era lo que me pedía la Señorita Pony. Mientras Candy no lo desee, no va a ocurrir, pero en ese momento no supe que decirle a mi tía.

Más tarde, durante la cena, ninguno de los dos mencionó a Candy. 

martes, noviembre 30, 2010

Primer paso

Esta mañana muy temprano pasé al Hogar de Pony. Desde lejos vi a Candy en el zaguán. Seguramente los ladridos de Mina le advirtieron sobre mi llegada. Yo sólo quería  darle el recado de Annie sobre ir al teatro pero pronto me di cuenta de que algo pasaba, pues con Candy vinieron a saludarme tanto la hermana María como la Señorita Pony, ambas con cara de funeral.

Me reprocharon el haber venido ayer sin pasar a verlas siquiera, e insistieron en hablar conmigo. Candy estaba sonrojadísima y sospecho que yo también. Mientras tomábamos el té me explicaron que Candy había hablado ya con ellas, lo cual me causó bastante alivio, pero aunque la hermana María me miraba con benevolencia, sentí a la Señorita Pony un poco áspera. Ella no quiere que le haga la corte a Candy mientras siga siendo legalmente su tutor. Yo no tengo nada que decir, la decisión es de Candy y así lo dije. La conversación se volcó entonces sobre Candy, tratando de hacerle ver que anular la adopción es la  mejor ruta a seguir. No veo por qué corre tanta prisa, pero la Señorita Pony tiene miedo de las malas lenguas.

Yo no traté de cambiar la opinión de Candy, y le dejé claro que iba a hacer lo que ella quisiera. Creo que Candy entenderá bien pronto que un nombre no significa nada, y que yo nunca la dejaría desamparada. Cambié de tema mencionando la invitación de Annie. Me soprende que con todo lo que ha ocurrido las madres de Candy aún nos tengan confianza y le permitan venir a Chicago conmigo. Eso sí, insistieron que Candy no debe hospedarse nunca más en la residencia de los Andrew, mucho menos en Lakewood. A Candy eso no le importa, pues muere de ganas de estar con Annie y está feliz de hospedarse con los Brighten y no con mi tía.

Cuando por fin me fui era tardísimo y las lecciones de los niños se habían retrasado. Yo, por supuesto, tuve que quedarme en Chicago hasta tarde para compensar la mañana perdida.

domingo, noviembre 28, 2010

Visita rápida

Esta mañana pasé a ver a Candy rápidamente para contarle sobre la pesadumbre de mi tía repecto a mi soltería. Ella no quiere que mi tía sepa lo nuestro todavía.

En cambio me hizo algunas preguntas sobre Mae, creo que aún está celosa. Qué tonto he sido. Todo lo que he hecho todos estos años parece haber sido alejar a Candy y darle motivos de queja. No quiero nunca causarle dudas ni molestias. Lo más fácil sería anunciar nuestro compromiso... Pero claro, primero habría que convencer a Candy de que eso es lo mejor... ¿Querrá Candy casarse conmigo? ¿O será que aún duda de mi amor? Es quizá demasiado pronto.

Pienso en Archie, con quien hoy estuve trabajando. Archie no ha anunciado su compromiso con Annie, pero todos saben de su relación. Ellos se ven cuando quieren sin que a nadie le moleste... justo este viernes piensan ir al teatro y  Annie me envió un mensaje preguntando si yo querría llevar a Candy para que fuéramos los cuatro juntos. El teatro  me hace pensar en Terry, y no tengo muchas ganas de ir. Pero la idea de estar con Candy en un sitio público, a la vista de todos, me atrae mucho.

Cené con Archie y mi tía, pero regresé a Lakewood. Así será fácil llevarle a Candy mañana el mensaje de  Annie.

sábado, noviembre 20, 2010

Un día sin Candy

Esta mañana me despertó George muy temprano con un mensaje de mi tía, quien deseaba verme de inmediato. Ahora me pregunto, ¿por qué siempre hago lo que ella quiere? Yo quería ir al hogar de Pony, pero estando medio dormido apenas me lavé la cara, me vestí y partí a Chicago.

A mi tía se le ha metido en la cabeza la idea de que puede morirse en cualquier momento y que no desea que eso suceda sin ver a sus sobrinos casados. También le preocupa el tema de los herederos de la familia Andrew, como si  nos fuéramos a morir Archie y yo junto con ella.

Finalmente, me habló maravillas de Mae. Para entonces el café ya había surtido efecto y me dediqué a llevarle la corriente, apuntando que Mae es una muchacha trabajadora y educada a quien le gusta ayudar al prójimo y que no se interesa por las riquezas.

- Sólo tiene un gran defecto - dije - y es que ya está comprometida.

Menos mal que mi tía ya había terminado su café porque con el respingo que dió se lo habría tirado encima.

-¿Por qué no me lo dijiste antes? - preguntó - ¿Para qué te molestaste entonces en traerla a casa?

Ante esa pregunta, me hice el ofendido.

- Creí que podía yo traer a esta casa a mis amigos. ¿O es que no me pertenece a mí también? Además, fuiste tú quien la invitó, no yo. En todo caso, yo mismo no estaba enterado de su compromiso hasta hace poco.

La tía Elroy pasó de la furia a la desesperación, lamentando su vejez, su soledad, y la testarudez de su sobrino el solterón. Me pareció que no era el momento adecuado para recordarle que la solterona era ella. ¡Estaba tan triste! Ella genuinamente se había hecho ilusiones sobre Mae. Quisiera haberle dicho entonces que yo tenía novia... pero no puedo contárselo a mi tía sin hablar primero con Candy... y con Annie, Archie, la Señorita Pony y la hermana María. Ellos tienen más derecho a saberlo que mi tía Elroy.

¿Cómo fui a meterme en este lío? Cuando adopté a Candy nunca me imaginé que me enamoraría así de ella, mucho menos que ella me correspondería.

En fin, terminé por pasar el resto del día consolando a mi tía y asegurándole que no iba a permitir que muriera antes de verme casado. Quise irme antes de la cena, pero me dio lástima dejarla sola, sabiendo que Archie estaba con Annie. Para cuando llegué a Lakewood era ya muy tarde como para encima desviarme al hogar de Pony.

domingo, noviembre 14, 2010

Más de dos años

El blog recibe visitas y de vez en cuando me asomo a leer comentarios a ver si se me ocurre qué es lo que sigue. La culpa de que el blog se detuviera la tuvo Candy, un personaje cuyo punto de vista me cuesta mucho trabajo (de ahí que aceptase colaboradoras.... ¿dónde están ahora?)

Estoy pensando en abandonar por completo el blog de Candy pero retomar el punto de vista de Albert.

Sólo pensando.