jueves, agosto 24, 2006

La verdad

Ha sido un día increíble. Incluso ahora, cuando escribo sobre todo lo que ocurrió, me parece estar soñando. Hoy Candy supo por fin la verdad. Yo habría deseado buscarla a su casa y contarle todo yo mismo, pero no pudo ser. Ella vino aquí a Lakewood, buscando al tío William. Al verme de espaldas empezó a dirigirse a mí sin ver mi rostro, y yo, sorprendido, no supe qué decir. Me dijo que no estaba dispuesta a casarse con Neil, lo cual me dejó aún más mudo. ¿Candy, casada con Neil? No atiné a decir nada por unos momentos hasta que finalmente la encaré, preguntando qué más deseaba decirme. Pobrecilla. Lo que menos esperaba era encontrarme a mí, siendo que buscaba al tío William. Finalmente entendió que somos la misma persona, pero estaba muy alterada.

Yo no lo sabía, pero Neil convenció a mi tía de respaldar un compromiso entre él y Candy, bajo amenaza de enlistarse como voluntario como hizo Stear. Todo esto me lo contó Candy entre lágrimas. George, afortunadamente, se apiadó de ella y desobedeció mis órdenes, haciéndole saber que podía encontrar al tío William aquí en Lakewood pero sin contarle más. Ya no debo esperar para anunciar que soy el verdadero jefe de la familia. Siempre supe que mi tía era capaz de cualquier cosa por sus sobrinos, pero nunca pensé que Neil lograra convencerla de esta estupidez.

Estoy muy avergonzado por no haberle dicho la verdad a Candy antes. Yo no deseaba antagonizar a mi tía, pero nunca imaginé que se atreviera a tanto. Candy está muy confundida y trato de hacerla sentir otra vez en confianza conmigo, que me vuelva a llamar Albert y no tío William, que me quiera otra vez como su amigo.

Le ofrecí un té para calmarla, y luego la invité a subir a la barca de Stear para visitar la villa donde nos conocimos. Aún no le quiero hablar sobre nuestro encuentro en la Colina de Pony hace diez años. Ya la noticia de que yo sea el tío William la dejó muy turbada.

Fiel a su alcurnia, la barca de Stear, que antes estaba tan sólida, tuvo una fuga repentina y terminamos empapados. Nos secamos al lado de la chimenea y pude notar que Candy estaba otra vez melancólica. Le pregunté si era por Terry, y dijo que sí, pero que ya se ha ido recuperando poco a poco. Le dió gusto saber que Terry volvió a Broadway.

No mencionó nada sobre su visita a Rockstown y yo tuve miedo de hacer preguntas. Lo que haya sucedido es asunto de ellos dos. Aún así, quisiera pensar que de verdad Candy ya no sufre por Terry.

Le pedí a Candy que se quedara conmigo en Lakewood y ella aceptó de inmediato. El día del supuesto compromiso iremos los dos a la residencia de Chicago, ella, para poner en su lugar a Neil, y yo pondré en su lugar a mi tía, cosa que debí hacer hace muchos años.

1 comentario:

Carol dijo...

Es una lastima que este blogger no continue la verdad soy fanatica de candy candy al leer reencuentro en el vortice no me cabia en la cabeza una candy apasionada y al leer el diario de candy y albert mis sentimientos cambiaron es coo deberia de ser una personita tierna junto a un hombre elegante y discreto este es mi final favorito solo que ya o han escrito espero continuen sino es así gracias por este bello sueño