Fue mala idea hacerle saber a Candy lo que opino. Hemos acordado no hablar más de Terry y Susana, pero le pedí a Candy que hablara con sus amigos y conociera también sus opiniones. Mientras no hablemos del tema, Candy es la muchacha alegre y divertida de siempre.
Ya estamos otra vez siguiendo nuestra rutina de antes, con Candy trabajando en el hospital y yo en el restaurante, para luego cenar juntos. Por supuesto, sigo siendo yo quien prepara la cena, pues aunque ponga mucho empeño, los intentos de Candy no suelen redundar en nada comestible.
Ella me pidió que volviera a ver al Dr. Martin para ver si ha habido alguna mejora. Le dije que iría, pero la verdad es que si hubiera alguna mejora yo lo notaría. No he vuelto a recordar nada nuevo, y tampoco he sentido esos ecos que me saben casi a recuerdo. Pero recuerdo muy bien el accidente del tren, y eso me da esperanzas.
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