viernes, febrero 09, 2007

La carta de Candy

Esta mañana vino a verme Archie. Ayer fue al Hogar de Pony junto con Annie, y antes de ir vinieron a verme a mi oficina pero mi secretaria no los recibió, pues estaba yo en una junta con los accionistas. Archie dijo que Candy había preguntado por mí y que estaba extraña, que parecía distraída y que cada vez que mencionaban mi nombre mostraba fastidio. Candy aprovechó para mandarme una nota con Archie, la cual transcribo a continuación:

Albert,

No sé por qué piensas que puedes aclarar las cosas por medio de cartas sin venir a verme personalmente. Sé que estas muy ocupado, por lo que me dicen Annie y Archie, pero creo que si de verdad este asunto te pareciera tan importante ya habrías venido en persona. Tu misiva, tan ambigua, no hizo más que herirme y confundirme. Me decepcionaste Albert. No te reconozco, y no sé si puedo volver a ver en ti al amigo que tuve siempre. Lamento mucho que tengas pocas amistades, pero piensa que tal vez el problema sea que no sabes conservarlas.

Ni siquiera se molestó en firmarla. Nunca sentí a Candy tan dura, y lo que dice me hiere en el alma. Es verdad que tengo pocos amigos. ¿Será de verdad por culpa mía? Este asunto me ha hecho pensar en Mae de nuevo. Aún ahora no sé hasta qué punto la quise más como amiga que como novia. No he vuelto a saber de ella, pero supongo que seguirá en África, o quizás haya vuelto a América a causa de la guerra. ¿Podríamos ser amigos, después de mi partida precipitada? Creo que no. Ella nunca entendió mis responsabilidades, y yo nunca tuve el ánimo de explicarle nada. Pues es verdad, no sé conservar a mis amistades. Candy, ¿por qué no me enseñas cómo?

Ahora sé que enviarle una carta en lugar de ir a verla fue un error irreparable. Me veo como lo que soy: un gusano cobarde, infantil y estúpido. ¡Caramba, soy un hombre y me comporté como niño! Pero lo que mas me dolió no fue mi orgullo, sino cuando leí que se sentia decepcionada por mí: sentí que ya había perdido esa amistad hermosa y espontánea que teníamos... y a la vez senti morir toda ilusión cuando lei que no reconocía en mi al "amigo" de siempre.

"Amigo". No dijo "Albert" ni usó ningún término mas cariñoso. Solo "amigo", y ni siquiera dijo que lo fuéramos, mas bien que no me reconocía como tal en la carta que le envié.

Menos mal que tengo copia de esa carta. La leo y la releo y sigo sin entender por qué Candy la encuentra ambigua. ¿Acaso no me disculpé por mi acto irreflexivo de besarla? ¿No le aclaré mis sentimientos por ella? ¿No soy sincero al decir que quiero seguir siendo su amigo? ¿Dónde está la ambigüedad?

Es evidente que no vemos las cosas de la misma manera. Pero siento que lo arruiné todo. Fui demasiado impulsivo y encima arruiné la oportunidad de remediar un poco el estropicio que causé al no controlar mi deseo por ella. Me siento realmente miserable y totalmente perdido. Estoy furioso conmigo mismo.

Salí a cabalgar bien entrada la noche, necesitaba despejar mi cabeza, pero no hubo caso, en todo momento seguia pensando en Candy y sintiendo un nudo en la garganta.

No puedo dejar esto así. No puedo hacer que me ame, menos habiendo apresurado
las cosas. No puedo deshacer lo hecho... pero tengo que recuperarla como amigo al menos. No puedo vivir sin Candy. Realmente siento que no podría.

Estoy agotado, solo quiero dormir para no pensar en nada, pero espero que mañana, mas descansado, se me ocurra qué decirle y que hacer cuando vaya a verla al Hogar de Pony.

Porque no me puedo quedar aqui sin hacer nada. Tengo que ir a verla y hablar con ella cuanto antes. Eso, o toda posibilidad de tenerla cerca en mi vida, aunque sea solo como amiga, estará perdida.


Por Elena y Pioggia.

No hay comentarios: