domingo, febrero 18, 2007

Un Carácter Impredecible

Otro día. Éste ha sido tranquilo. No me puedo quitar de la cabeza la alegría del encuentro con Mae, pero también el desasosiego que sentí más tarde al notar a Candy tan extraña y distante conmigo. Debería estar contento porque Mae está aquí en Chicago y puedo contar con una amiga en estos momentos. Pero no puedo dejar de pensar que tal vez estoy por perder la amistad de Candy.

Ayer se comportó de manera muy poco común en ella. No entiendo nada, por la mañana, cuando recién nos encontramos, Candy era la misma de siempre, efusiva y alegre. Cinco minutos más tarde se veía melancólica; en el zoológico me comenzó a hablar con un tono de preocupación, luego demasiado reservada o tímida en la confitería... luego misteriosa y por último... enojada, hasta agresiva conmigo, diría.

¿Querrá alejarse de mí? De otra manera no veo por qué inició esa misteriosa conversaciónen el zoológico sobre "ser una molestia para mí". Pero entonces, ¿por qué se mostró feliz de verme, por qué eligió visitarme? ¿Y por qué se comportó así con Mae? ¿Qué tiene ella que ver con lo tonto que yo haya sido en los últimos tiempos o lo mal que haya manejado las cosas? Ayer pude notar que a Candy le sorprendía la familiaridad con la que Mae y yo nos hablábamos. Quizás también le resulte curioso que tengan personalidades bastante similares, la misma vocacióny hasta un ligero parecido físico. Si alguien debería haberle caído muy bien de primera, esa debería haber sido Mae. Ambas son espontáneas, trabajadoras, llenas de vida y simpáticas. Bueno, al menos Mae. Candy no fue precisamente muy simpática ayer.

Mae, por su parte, no es ninguna tonta. Si bien nunca le hablé de Candy sino como de una hermana, es claro que ya en África había sospechado que en el fondo Candy ocupaba y ocuparía un lugar en mi corazón mucho más grande que el que yo mismo reconocía.

Candy, te amo... Siempre has sido dulce y comprensiva, ¿por qué ahora no logras perdonarme? Si he pecado de algo es en quererte, eso no puede ser así tan malo, tan ofensivo para tí... ¿o sí?

Todo esto me deprime tanto. Desde hace unos días había renacido la esperanza en mí de que algún día me amara. Ahora esa posibilidad me parece más lejana que nunca. ¿Será que aunque se me parta el corazón, tengo que empezar a resignarme a seguir con mi vida sin que ésta gire en torno a Candy?

Por Elena

1 comentario:

Princess Airin dijo...

pobre Albert, cuanto me identifico con él