Cuando Candy más me necesita, más le fallo. La despidieron del hospital por mi culpa, ya que Neil hizo saber a todos que Candy vivía conmigo. Ella salió a buscar trabajo hoy, mientras yo paseaba con el doctor Martin. Nos encontramos en el parque, y apenas pudimos hablar pues un león que escapó del circo apareció de repente, aterrorizando a la gente. ¿Por qué me suceden estas cosas a mí? Es inverosímil. El león quiso atacar a Candy y yo, por protegerla, recibí un zarpazo. Era muy superficial y logré apaciguar al león antes de que le disparasen los guardias del circo, pero de inmediato tuvimos que ir a la clínica del doctor Martin.
El incidente asustó muchísimo a Candy. Ella misma quiso vendar mis heridas y entre lágrimas me repitió que no debí arriesgarme tanto. Me conmueve el cariño que Candy siente por mí, pero ¿por qué ella no me cuenta sus problemas? Ni siquiera mencionó el incidente de los periódicos, y me ocultó que a causa de los chismes de Neil la despidieron del hospital. Yo ahora estoy en posición de ayudarle, pero ella ya aceptó trabajar para el doctor Martin. Necesito ponerme en contacto con George y la tía Elroy cuanto antes. No es justo lo que le sucede a Candy.
Es muy difícil para mí decidir el siguiente paso. Temo que Candy me rechace cuando se entere de mi verdadera identidad. Por añadidura, el incidente de ayer sirvió como recordatorio de que sigue sufriendo mucho, y he decidido no dejarla sola todavía.
Me pesa enormemente ver a Candy tan triste, y peor me siento al pensar que yo tuve la culpa por querer ocultarle esos recortes. ¿No será que en mis celos quise sacar a Terry por completo de la vida de Candy? No soy capaz de reconocer mis propias motivaciones.
Sigo aturdido y confuso, y necesito idear bien la manera de decirle las cosas a Candy. Me habría gustado que mi historia fuese más sencilla, que yo de verdad fuese el vagabundo que se hizo su amigo cuando ella era niña, que no nos unieran más lazos que esa amistad. Podría entonces contarle la verdad, y ella estaría feliz de verme recuperado, y podríamos seguir juntos, como hasta ahora.
Pero la realidad es muy distinta. Yo soy el tío William, y soy su tutor por lo menos hasta que ella cumpla la mayoría de edad. Yo nunca quise mentirle a Candy, pero toda mi infancia viví bajo otra identidad, y así fue como ella me conoció. No me gusta seguir mintiendo, pero tampoco puedo decirle la verdad sin hablar antes con mi tía. Tengo que planear bien cómo y cuándo contarle que he recuperado la memoria, pues también tendré que contarle el resto de mi historia. Lo que está claro es que no debo dejarla ahora.
Quizá mañana le pida perdón por el incidente de los periódicos y aprovechemos para hablar sobre Terry, pero no le diré aún que recuperé la memoria. ¿Me odiará más tarde por ocultarle la verdad? Lo cierto es que ya tiene razones para odiarme, por haber escondido las notas sobre Terry.
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