viernes, julio 28, 2006

El paseo

El imbécil de Neal sigue molestando a Candy. No lo soporto. Hoy mismo le hizo ver un artículo del periódico en que hablan de la desaparición de Terry. ¿Qué obtiene haciéndola sufrir?

Candy se recupera rápido de estas cosas. Con permiso del doctor Martin, la llevé de paseo en el coche viejo. Le dije que estoy trabajando ahora en el zoológico. No me gusta mentirle, pero no tenía otra forma de explicar el coche. Por cierto, me parece que este coche me va a durar muy poco. En todos estos años nadie se molestó en darle mantenimiento.

Candy disfrutó mucho el paseo, y ella misma reconoció la similitud con la colina de Pony. Claro que no le dije que por eso escogí ese sitio, pero el corazón no me falló y me alegra haberle dado esta sorpresa. Candy a su vez me sorprendió a mí trepándose a un árbol, como si fuera todavía una niña pequeña. Ella dice que no dejará de treparlos nunca, aunque sea viejita.

Yo tenía muchos años de no trepar a un árbol, y ahora que lo hice en compañía de Candy, me alegro muchísimo. Con ella me siento más despreocupado y más libre, como si fuera un niño otra vez.

Tontamente, no traje suficiente comida para ambos, pero Candy sugirió que compartiéramos el almuerzo. En ese momento me di cuenta de las muchas cosas que he compartido con Candy estos últimos meses, y le hice prometerme que compartirá también sus penas conmigo. No me gusta verla sufrir a solas. Ella cree que no me doy cuenta, pero lo sé muy bien.

2 comentarios:

Princess Airin dijo...

qué lindas historias, cuanto desearía que un hombre sintiera por mi tal amor tan desinteresado

Susan dijo...

Si pudiera decidir entre un Terry y un Albert nose por cual lo harí uno es apasionado y hasta agresivo, mientras que el otro es romantico y entregado a su familia guau todo un fic.

Gracias por escrirlo