lunes, julio 24, 2006

Poco a poco

Recuerdo cómo me preocupaba pensando que el tío William no deseaba saber más de Candy, y nunca me imaginé que aquello no tendría relevancia alguna. El problema en realidad es que mi tía nunca aceptó a Candy como otra Andrew más.

Soy un romántico y no tengo esperanza, pero la idea de que Candy lleve mi apellido me hace sonreír. ¿Qué importa si piensa en mí sólo como un hermano, si al fin y al cabo compartimos el mismo nombre? Claro, hasta que ella se case, pero espero que falte mucho para eso.

Me preocupa la actitud negativa de mi tía. Fingí no saber nada de Candy para conocer la versión de mi tía, y es totalmente desproporcionada. Para mi tía, Candy es una chica rebelde que se escapó del colegio, despreciando la oportunidad de una vida mejor que yo quise darle. Que se haya titulado de enfermera no le parece nada meritorio, más bien le parece vergonzoso que una Andrew trabaje para ganarse el pan. Por supuesto, lo que más le escandaliza son los chismes de Neil, quien ya le fue a contar que Candy vive con "un hombre". Si mi tía supiera que ese hombre soy yo, ¿cambiaría de opinión?

Yo sólo le digo que no debe juzgar a Candy sin saber primero su versión de los hechos, pero no me atrevo a decir más. Mi tía no quiere aceptarla de nuevo en la residencia Andrew. No es que Candy lo desee, pues ella está feliz lejos de los Leegan y le gusta trabajar para el Dr. Martin. Pero yo ya quisiera verla otra vez en el lugar que le corresponde como miembro de la familia. Además, así podríamos seguir juntos, bajo el mismo techo, como hasta ahora.

Todo a su tiempo. Para empezar, yo ya dejé mi empleo de lavaplatos, sin pensarlo dos veces, y todos los días voy a las oficinas de George a familiarizarme con el estado de las propiedades y negocios de la familia. También hace falta ir con notarios y abogados para "volverme a la vida", pues de verdad me daban ya por muerto. Cuando se concluyan los trámites legales la tía me presentará ante toda la familia como el heredero de los Andrew, y se terminarán las mentiras.

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